¿Cómo va la aplicación de las NIIF en el país?
Los cambios sustanciales en la normatividad se verán con un poco de temor debido a que en algunas ocasiones no se está lo suficientemente preparado para asumir el reto. Esto hace que se creen y consideren escenarios apropiados para asumir los retos (planeación). Y es precisamente lo que ha pasado con la transición a NIIF. Esta transición que data del 2009 ha hecho que el proceso sea gradual y que los empresarios cuenten con el tiempo pertinente para comprender, prepararse, adaptarse y cumplir con las exigencias de dicha transición y cumplan con la finalidad de la convergencia: preparación de información confiable y útil para que los usuarios de la información financiera tomen decisiones sobre la misma.
La Superintendencia de Sociedades al igual ha hecho esfuerzos en la puesta en marcha proyectos principalmente en reporte bajo XBRL que soporten la transmisión de información de quienes están vigilados por la misma, y análisis de impactos financieros de los tres grupos de empresas en las que se dividieron las compañías del sector privado.
Aunque aún existen retos en la convergencia, según las etadisticas disponibles se evidencia que la convergencia ha sido un proyecto viable que beneficia al régimen contable a un sistema de información más moderno y confiable.
Para mayor información, puede referirse al artículo titulado “Modernidad contable en Colombia” de la fuente Semana – Por Francisco Reyes.
Modernidad contable en Colombia
En lo corrido del año, más de 2.500 sociedades han presentado su información contable bajo el nuevo sistema de Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF). Esta transición muestra la voluntad del gobierno y de los empresarios de avanzar hacia un régimen mucho más eficiente y confiable para revelar los datos financieros.
Es bien sabido que los cambios tajantes en la legislación comercial suelen estar acompañados de múltiples traumatismos. Con razón, los empresarios ven con reticencia las modificaciones abruptas en las normas que rigen su actividad. De ahí que sea necesario preparar el camino cuando se trata de adoptar reformas ambiciosas.
Gracias a la puesta en marcha de un método gradual y adecuado, Colombia ha logrado ponerse al día en las reglas fundamentales para regir la vida de los negocios. Primero llegó la legislación sobre procesos de insolvencia de 2006, cuya efectividad ha sido reconocida internacionalmente. Siguió la más importante modificación al régimen de las sociedades comerciales en 40 años, con la nueva sociedad por acciones simplificada (S.A.S.) en 2008. Posteriormente vinieron la ley de competencia en 2009, seguida por la de formalización y primer empleo en 2010, así como por las normas de arbitraje internacional de 2012 y las de garantías mobiliarias en 2013.
Esta avalancha legislativa permitió suprimir reglas obsoletas que en el pasado reciente prevalecieron en el entorno empresarial. Este acervo de pautas normativas le ha permitido al país mejorar las condiciones para los empresarios y avanzar en índices internacionales, tales como aquel que mide el clima de negocios en más de 180 países del mundo (Doing Business Index).
Aunque las NIIF colombianas datan de 2009, el gobierno estableció un sistema gradual para ponerlas en marcha. Fue así como, a partir de varios reglamentos gubernamentales recopilados en el Decreto 2420 de 2015-, las empresas quedaron clasificadas en tres grupos, de manera que el reporte pudiera efectuarse ordenadamente y en plazos escalonados. Esta gradualidad ha permitido que los empresarios cuenten con el tiempo necesario para adoptar los cambios pertinentes, de modo que puedan cumplir en tiempo con los reportes de información a que están obligados.
Colombia estaba en mora de adoptar reglas de esta naturaleza.
Casi todos los países latinoamericanos ya lo habían hecho cuando se expidió la ley sobre la materia. Pero, ¿cuál es la utilidad de estas normas financieras? En primer lugar, se trata de que los estados financieros ofrezcan información confiable y útil para que las empresas, sus propietarios, contratistas y acreedores adopten decisiones económicas. Por lo demás, la presentación de la información financiera conforme a estas pautas ayuda a que los datos revelados sean comparables, de manera que pueda garantizarse también la calidad y eficiencia de la información que se les suministra a terceros.
La Superintendencia de Sociedades ha participado decididamente en la puesta en marcha de este ambicioso proyecto contable. Para este efecto, diseñó una herramienta tecnológica, denominada Sirfin, que permite a las sociedades supervisadas reportar su información financiera bajo el lenguaje XBRL (Extensive Business Reporting Language). De otra parte, durante los últimos años la superintendencia ha cumplido numerosas sesiones de trabajo con los empresarios para resolver sus dudas e inquietudes respecto de la aplicación del nuevo método de reportes financieros. Además, la entidad cuenta con un moderno Portal de Información Empresarial, en el que se suministra en línea a cualquier interesado toda la información pública disponible de las compañías vigiladas.
Ahora bien, con fundamento en la información recibida de las compañías pertenecientes a los tres grupos de empresas, la Superintendencia de Sociedades ha analizado el impacto financiero que se origina en la aplicación de las NIIF. En general, se han observado fluctuaciones en diferentes rubros de los estados financieros, que van desde aumentos en las cifras de utilidades (cerca de un 8 por ciento en promedio en sociedades del grupo 1) hasta un decrecimiento leve en los pasivos (aproximadamente un 0,1 por ciento en el mismo grupo).
Aunque subsisten algunos retos relativos a la puesta en marcha de estas disposiciones y a la interpretación que ha de dárseles a otras normas legales relacionadas con las nuevas reglas de información financiera, lo cierto es que las NIIF han significado un gran avance en la actualización de la infraestructura normativa nacional.
A pesar de las innegables dificultades que ha representado el proceso de convergencia, las estadísticas disponibles demostraron, contra todo pronóstico, que sí era viable lograr el traslado del régimen contable hacia un sistema de información financiera mucho más moderno, confiable y adecuado.
No obstante lo anterior, hay cuestiones que podrían atentar contra una mejora adicional en los precios. Si se diera el crecimiento en las naciones desarrolladas que estas han promovido por años, se limitaría la liquidez internacional hacia los mercados de países emergentes como Colombia. Recordemos que tanto Europa como Japón vienen emitiendo dinero a través de los bancos centrales para estimular sus economías. Lo anterior, unido a que Estados Unidos mantiene las tasas bajas, ha hecho que se conserve una enorme liquidez en el mundo, lo cual revive los hechos posteriores a 2008, cuando la solvencia generada por los estímulos de la FED (banco central estadounidense) presionó al alza los precios de las acciones de los países emergentes. Los fondos internacionales han sido un dinamizador muy importante tanto para el mercado colombiano como para estos países, pero también, cuando llevan a cabo retiros por los rebalanceos en sus portafolios, el impacto puede ser importante.
En Colombia queda la amenaza de una revisión a la baja en la calificación si el gobierno no se decide a tapar el hueco fiscal con mayores ahorros y a través de una reforma tributaria. Las presiones sobre las cuentas del Estado son enormes, unidas a los costos que se prevén en un proceso de paz con las Farc y lo que pudiera negociarse adicionalmente con el ELN. Hay, entonces, espacio para el optimismo pero sin olvidar la cautela.